lunes, 6 de diciembre de 2010

El cuento del minotauro arlequín

Dorothy salió disparada hacia el mundo de Oz.
Los milicondrianos se le arremolinaban
alrededor de la zona pélvica,
pero allí sólo había leones sin coraje
espantapájaros sin cerebro
y hombres oxidados sin corazón.

Aquella zona, escudriñaba inventos freudianos...
sólo que ya no se sentían mágicos
ya no era una zona de confort,
y los hombres oxidados le dejaron su óxido y robaron su corazón.
Nada bien, nada bien, -decían-...
Creo que buscaba algo más elevado
pero aún no lo encontraba.

Se sentía como prisionera de la caverna platónica
había allí minotauros extraños
de los que se divierten con acertijos...
Pero ella prefiere a los minotauros arlequinados,
al gato del laberinto, que le señala el rumbo inescrutable
de su vida, al que llegará caminando.




                                                                                                               Por Eli Valarino y Ginés Pérez


1 comentario:

  1. Gracias Eli por esta colaboración tan divertida, por este cadáver exquisito!!!!

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