Una mano temblorosa con uñas larguísimas
cortará el cordón umbilical que me une a la vida
y la parca seguirá a lo suyo sin inmutarse.
Caronte, el barquero del hades, aceptará mis dos monedas
y riendo se alejará remando como si nada
dejándome en el limbo.
Podré pasar por un futuro distópico
por una pandemia, el apocalipsis, el
armagedón, el Ragnarok, pero si te veo
como Ofelia recogiendo flores en el vasto
espacio desolado, reposaré tranquilo entre
tus brazos porque tú eres lo auténtico de
este mundo.
Mientras estés tú estará la verdad.
Ginés Pérez